Mary Wells Lawrence rompe barreras en la publicidad

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britannica.com

Mary Wells Lawrence nació el veinticinco de mayo de mil novecientos veintiocho en Youngstown, Ohio, Estados Unidos, y falleció el once de mayo de dos mil veinticuatro en Londres, Inglaterra. Como empresaria estadounidense, dejó una huella indeleble en el mundo de la publicidad, un campo que en aquel entonces estaba dominado por hombres. Cofundadora de la agencia de publicidad Wells Rich Greene, conocida por sus campañas innovadoras para Alka Seltzer con el eslogan Plop, Plop, Fizz, Fizz, Ford Motor Company con La calidad es lo primero y la icónica promoción de la ciudad de Nueva York I Love New York, empleando un corazón en lugar de la palabra love. A los dieciocho años, asistió al Carnegie Institute of Technology en Pittsburgh. En mil novecientos cuarenta y nueve se casó con Bert Wells, de quien se divorció más tarde, y en mil novecientos cincuenta y dos se trasladó a la ciudad de Nueva York. Comenzó su carrera como gerente de publicidad de moda para la tienda departamental Macys, y luego se unió a la agencia McCann-Erickson, Inc., donde trabajó desde mil novecientos cincuenta y tres hasta mil novecientos cincuenta y seis. Después, se trasladó a Doyle Dane Bernbach, donde se convirtió en jefa de redacción y vicepresidenta en mil novecientos sesenta y tres. En mil novecientos sesenta y cuatro, se convirtió en socia principal en Jack Tinker and Partners, una agencia conocida por su creatividad. Allí, su imaginación y empuje florecieron, desarrollando junto al redactor Richard Rich y el artista Stewart Greene una serie de campañas memorables, incluyendo El fin del avión común para Braniff, que renovó completamente la imagen de la aerolínea. A principios de mil novecientos sesenta y seis, Wells dejó Tinker y junto a sus dos colegas estableció WRG. De inmediato capturaron la cuenta de Braniff y muchas otras grandes cuentas siguieron rápidamente. En mil novecientos sesenta y siete, Wells se casó con el presidente de Braniff, Harding Lawrence, matrimonio que terminó con la muerte de él en dos mil dos. Como líder en publicidad humorística y creativa, la agencia se convirtió en una de las principales compañías publicitarias de Madison Avenue. Lawrence fue presidenta de la junta y directora ejecutiva, y cuando WRG salió a bolsa en mil novecientos sesenta y ocho, se convirtió en la primera mujer CEO de una compañía cotizada en la Bolsa de Valores de Nueva York; la agencia volvió a ser de propiedad privada en mil novecientos setenta y siete. Lawrence luchó contra el cáncer de útero y de mama en mil novecientos ochenta y mil novecientos ochenta y cuatro, respectivamente. Después de casi cuarenta años en el negocio de la publicidad, se retiró en mil novecientos noventa cuando WRG se fusionó con la agencia francesa BDDP; Wells Rich Greene BDDP cerró en mil novecientos noventa y ocho. En mil novecientos setenta y uno, Lawrence fue nombrada Mujer Publicitaria del Año por la Federación Americana de Publicidad, y en mil novecientos noventa y nueve fue introducida en el Salón de la Fama de la Publicidad Americana. Su autobiografía, A Big Life (in Advertising), fue publicada en dos mil dos, proporcionando una perspectiva única y personal sobre su vida y su legado en el mundo de la publicidad. La trayectoria de Mary Wells Lawrence desde sus inicios en Youngstown, Ohio, hasta convertirse en una leyenda de la publicidad, es una historia de ambición y talento. En su juventud, la educación jugó un papel fundamental en la configuración de su carrera. Después de asistir al Carnegie Institute of Technology en Pittsburgh, donde comenzó a forjar las habilidades que más tarde la distinguirían en el competitivo mundo de la publicidad, dio el salto a la ciudad de Nueva York, un escenario que sería crucial para su crecimiento profesional. Su primer contacto con el mundo publicitario en Nueva York fue a través de Macys, una de las tiendas departamentales más grandes de la época. Allí, como gerente de publicidad de moda, Wells demostró su habilidad para comprender y conectar con el público objetivo, una destreza que sería invaluable en su ascenso en la industria. No pasó mucho tiempo antes de que su talento fuera reconocido por McCann-Erickson, Inc., una de las agencias de publicidad más importantes de ese entonces. En McCann-Erickson, desde mil novecientos cincuenta y tres hasta mil novecientos cincuenta y seis, Wells se sumergió en el mundo de las grandes cuentas publicitarias y campañas de alcance masivo. Pero su verdadero potencial comenzó a brillar cuando se unió a Doyle Dane Bernbach, una agencia reputada por su enfoque creativo y vanguardista. Allí, como jefa de redacción y vicepresidenta, Wells no solo perfeccionó su habilidad para crear copias publicitarias memorables, sino que también se ganó un lugar destacado en la mesa de los tomadores de decisiones. Con una reputación de creatividad y liderazgo ya bien establecida, Wells dio un paso adelante al convertirse en socia principal en Jack Tinker and Partners en mil novecientos sesenta y cuatro. Su habilidad para pensar de manera innovadora y desafiar los límites establecidos la llevaron a trabajar en campañas que cambiarían el panorama de la publicidad y prepararían el escenario para su siguiente gran movimiento: la creación de su propia agencia, Wells Rich Greene. Con cada paso adelante, Wells estaba a punto de dejar una marca permanente en la historia de la publicidad, desafiando las expectativas y redefiniendo el papel de la mujer en el mundo de los negocios. La fundación de Wells Rich Greene representó un punto de inflexión en la carrera de Mary Wells Lawrence y en la industria publicitaria en general. Junto con Richard Rich y Stewart Greene, colegas de su anterior agencia Jack Tinker and Partners, tomaron la audaz decisión de abrir su propio camino en el dinámico mundo de la publicidad de Madison Avenue. Esta osadía no solo reflejaba su confianza en una visión compartida, sino también su deseo de influir y moldear la publicidad con un toque distintivo y personal. La nueva agencia, Wells Rich Greene, rápidamente demostró que estaba destinada al éxito. Uno de sus primeros y más significativos logros fue la captura de la cuenta de Braniff International Airways, un triunfo que no solo aseguró un cliente de alto perfil, sino que también sirvió de plataforma para algunas de las campañas más innovadoras y memorables de la época. La campaña El fin del avión común para Braniff, con su audaz uso del color y el diseño en los aviones, rompió con las convenciones y captó la atención del público y la industria por igual. Pero fue solo el comienzo. La agencia continuó creando campañas icónicas, entre ellas la de Alka Seltzer Plop, Plop, Fizz, Fizz, que no solo resonó con los consumidores, sino que también se convirtió en parte del lenguaje popular. Y, quizás una de las más queridas por los corazones de muchos, la campaña I Love New York, que se convirtió en un símbolo emblemático de la ciudad y un ejemplo de cómo la publicidad puede capturar y elevar el espíritu de un lugar. Bajo el liderazgo visionario y la dirección creativa de Lawrence, Wells Rich Greene se estableció como una agencia prominente y respetada, conocida por su capacidad para inyectar humor, calidez y humanidad en sus campañas. Este éxito no solo solidificó la reputación de la agencia en la industria, sino que también consolidó el legado de Mary Wells Lawrence como una figura innovadora y pionera en el campo de la publicidad. La travesía de Mary Wells Lawrence en Wells Rich Greene no solo estuvo marcada por campañas publicitarias de gran impacto, sino también por logros personales que quebraron barreras y establecieron hitos en la industria y más allá. En mil novecientos sesenta y ocho, cuando WRG salió a la bolsa, Lawrence se convirtió en la primera mujer CEO al frente de una compañía cotizada en la Bolsa de Valores de Nueva York, un logro sin precedentes que desafió las expectativas de género y abrió caminos para futuras generaciones de mujeres líderes. La tenacidad y la resiliencia de Mary Wells Lawrence no solo se reflejaron en su carrera profesional sino también en su vida personal. Enfrentó batallas personales significativas, incluyendo su lucha contra el cáncer de útero en mil novecientos ochenta y el cáncer de mama en mil novecientos ochenta y cuatro. A pesar de estos desafíos, su fortaleza y determinación la llevaron a seguir adelante, manteniendo su enfoque y liderando su agencia hacia nuevos éxitos. Finalmente, después de una carrera de casi cuarenta años repleta de logros y desafíos superados, Mary Wells Lawrence decidió retirarse en mil novecientos noventa, cuando WRG se fusionó con la agencia francesa BDDP. Su retiro marcó el fin de una era en la publicidad, pero su influencia y los ejemplos de liderazgo y creatividad que estableció continuarían inspirando a muchas más personas en el mundo empresarial y creativo. Su legado, impregnado en la historia de la publicidad, sigue siendo un testimonio de su capacidad para superar adversidades y su dedicación inquebrantable a su oficio. El reconocimiento de las contribuciones de Mary Wells Lawrence al mundo de la publicidad se extendió mucho más allá de los límites de su agencia y sus campañas publicitarias. Su excepcional talento y liderazgo fueron formalmente reconocidos cuando fue nombrada Mujer Publicitaria del Año por la Federación Americana de Publicidad en mil novecientos setenta y uno. Este honor no solo reflejaba su excelencia creativa y empresarial, sino también su papel como pionera y modelo a seguir para las mujeres en la industria. Más adelante, en mil novecientos noventa y nueve, su legado fue sellado con la inducción en el Salón de la Fama de la Publicidad Americana, un homenaje a su influencia duradera y su contribución al arte y la ciencia de la publicidad. Estos reconocimientos no solo celebraron sus logros pasados, sino que también subrayaron la importancia de su trabajo para las generaciones futuras. La publicación de su autobiografía, A Big Life (in Advertising), en dos mil dos, ofreció una introspección y una narrativa personal de su trayectoria, desde sus humildes comienzos hasta llegar a ser una de las figuras más influyentes en la publicidad. Este relato no solo detalla su viaje profesional, sino que también sirve como una fuente de inspiración y una guía para aquellos que aspiran a transformar su propia pasión en un legado duradero. La huella que Mary Wells Lawrence dejó en la publicidad y en el mundo empresarial sigue resonando hoy. Su perspectiva única, su valentía para desafiar las normas y su inquebrantable determinación han inspirado a generaciones de publicistas y mujeres de negocios a perseguir sus sueños con la misma audacia y creatividad que ella demostró a lo largo de su vida. Con cada historia de éxito que ella compartió, cada barrera que rompió y cada reconocimiento que recibió, Mary Wells Lawrence redefinió lo que significaba ser una mujer en el negocio de la publicidad y dejó un legado que perdurará en el tiempo.